Independientemente de que follar sea una palabra
aún castigada por los más heterodoxos y que resulte aún
fuerte su expresión, es una acto que forma parte de la
existencia del hombre. Es por ello por lo que haremos
una reflexión sobre otra de esas oscuras malas interpretaciones
que desde hace décadas se ha hecho de los gays a la hora de definirnos.
Nos referimos al cruising, una práctica que comunica
y no incomunica a los hombres proponiéndoles una forma
natural de entablar relaciones sexuales con desconocidos,
por lo que la experiencia resulta aún más atrayente e incluso
mucho más placentera llegando a una estimulación mucho
más provocadora.
Hay en este campo opiniones para todos los gustos y por ello divisiones.
Es evidente que hoy día las precauciones que hay que mantener
para tener relaciones con otros hombres deben ser mucho más
estrictas, pero ello no quiere decir que el sexo sea contraproducente
porque simplemente se practique al aire libre.
Los hombres heteros lo hacen en los conocidos puticlubs y no importa
que en una noche se tiren a una o a cuarenta mujeres,
que hagan orgías en una despedida de soltero o que alternen
la nacionalidad de las prostitutas. Tampoco parece excesivamente malo
que no utilicen preservativo si así lo pagan o lo convienen con las
mujeres u otras variedades mucho más desinhibidas.
Es cierto que el hombre a diferencia de la mujer es mucho
más promiscuo y además el orgasmo puede ser mucho más rápido
sin tener que practicar calentamiento alguno, por lo que valorar
situaciones es complejo y arriesgado.
El cruising ha sido identificado como el sofisma revolucionario
de la calle, las duchas, los baños y otros lugares más o menos abiertos.
Siempre fue una vergüenza para la sociedad las relaciones entre
personas del mismo sexo e incluso hoy día vemos como muchos
países tienen dificultades para aprobar los dichosos matrimonios gays.
Por ello, durante años los hombres han tenido que erradicar sus
deseos 'públicos' de múltiples formas e incluso utilizando imaginación
ante la marginación de la sociedad.Ahí nace la cultura del sexo al aire libre.
El cruising ha sido identificado como el sofisma revolucionario de la calle,
las duchas, los baños y otros lugares más o menos abiertos.
En las guías gays aparecen ya los lugares dónde se puede
encontrar sexo y nosotros hacemos un breve análisis de lugar.
Plazas y zonas destacadas de las ciudades
Es fácil y sencillo encontrar calles donde haya locales gays.
Seguramente son zonas de paso y donde podremos encontrar
el placer que buscamos. En otros casos, suelen ser este tipo de
puntos de encuentro lugares destacados pero alejados del centro
de las urbes. Zonas que todos pueden señalarnos para indicar
dónde se encuentran aunque ese lugar nos saque del centro principal.
En ese caso el encuentro es casual y servirá para la cita, exclusivamente.
Parques y jardines.
Como hemos comentado, igual que anteriormente, serán zonas
conocidas pero no excesivamente céntricas. Hay que tener en cuenta
que aquí si se puede practicar sexo cuando cae el sol o se cierran las verjas.
Playas, bosques, áreas de servicio en autopistas...
En todas las zonas costeras existen calas o pequeñas playas que son
referencia para los homosexuales. En muchos casos se encuentran
cercanos a pequeños bosques donde se realiza el cruising al aire libre.
Ahí es cuando vemos a los gays follando sin parar: 'aquí te pillo,
aquí te mato'. También las áreas de servicio de las autopistas forman
parte de este ranking. En este caso son asiduos camioneros y hombres
casados los que buscan marcha y escapar de su heterosexualidad.
Finalmente, los baños públicos de centros de autobuses, metros o trenes,
son también el lugar elegido para una buena experiencia.
Cuando hay morbo hay locura
Salir a practicar el cruising no debe ser entendido como algo
malo o diferente a otras prácticas dependiendo de si se utilizan medios
para evitar contagios no deseados o no. No es como decimos diferente
a practicar sexo en saunas,
clubes o discotecas ya que el fin es el mismo en todos los casos.
La diferencia es que al aire libre suele ser mucho más rápido y morboso
por cuanto que se hace con la ropa puesta o, semi-puesta, y la posibilidad
de ser vistos es más elocuente o excitante. Estos lugares son frecuentados
por casi todos los primerizos y allí se puede uno encontrar a los más
variopintos personajes con sus gustos, rarezas, costumbres,
hábitos y necesidades más ocultas. La única regla que se debe
seguir es utilizar en la penetración el condón y, no tragar más que saliva.
Sexo sí, pero seguro.
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