jueves, 14 de octubre de 2010



El cruising, sexo con desconocidos en lugares públicos

En Barcelona se ha convertido en una práctica para conseguir sexo rápido.

 Sexo rápido, con desconocidos, bajo protección o sin ella, en lugares públicos o prohibidos, sin explicaciones, sin pretextos. Estos son los ingredientes básicos de una tendencia conocida que está acomodándose en las grandes ciudades, ganando adeptos y dibujando toda una práctica sexual, el cruising.


En los años 80 una película de Al Pacino, con el mismo nombre, recuperó una moda que parecía olvidada. El actor se tuvo que infiltrar en los ambientes gays de Nueva York para encontrar a un asesino de homosexuales que contactaba con ellos en lugares concretos. Casi 30 años más tarde el fondo de esta actividad no ha cambiado sustancialmente.

Los interesados contactan por Internet, en un foro o sitio web dedicado al cruising. Allí se concierta la fecha, la hora y se decide el lugar escogido para realizar el encuentro sexual, aunque este último aspecto se suele confirmar en privado, vía SMS o a través del correo electrónico. Incluso, en algunos puntos del territorio nacional se ha empezado a utilizar la tecnología bluetooth de los móviles. De esta forma, basta con acudir a la zona cruising, encender el bluetooth y buscar algún usuario con un distintivo que lo identifique.
El cruising se práctica en playas,
aseos públicos o parques, aunque
la tendencia apunta
hacia la sofisticación.
Los lugares empleados para llevar a cabo el cruising se han sofisticado. La playa, el descampado de las afueras, el parque o el coche se han ido transformando a otros puntos más íntimos, arriesgados o morbosos. Así, se convierten en zonas de reunión para esta práctica los aseos públicos de un centro comercial, la parte de atrás de un museo, un estadio de fútbol o la pisicina de un campus universitario.

De hecho, existen en la Red amplias guías que detallan los lugares concretos y las zonas en las que se puede disfrutar de esta tendencia. Madrid y Barcelona, es evidente, figuran como las dos ciudades con más posibilidades.

En cualquier caso, el cruising no está exento de riesgos y es obvio que la práctica de sexo con desconocidos obliga a extremar el uso de métodos anticonceptivos. Lo demás, hay que dejárselo a la imaginación.

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